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¿Fuimos independientes el 25 de Agosto?

Por Wilson Mesa

Los días que marcan “fechas patrias” no hay que dejarlos pasar, ya sea para explicarlos, exaltarlos, o desmitificarlos. Pero siempre deben estar presentes en la memoria colectiva,
no solamente por ser parte de nuestra historia, sino porque hacen a nuestras tradiciones y a nuestra identidad como nación.
Una de esas fechas es el 25 de agosto.
Veamos cómo llegó a ser considerado “El Día de la Independencia” y si realmente lo es.
Aclaro que no estoy cuestionando, en absoluto, la importancia de la celebración de la fecha. Lo que pretendo es plantear algunas visiones distintas a la “historia oficial”; personas que han explicado de distinta manera aquella declaratoria celebrada el 25 de agosto de 1825, en la Piedra Alta, a orillas del río Santa Lucía.
Desde la escuela se nos ha enseñado a conmemorar la proclama de la Piedra Alta de la Florida como el día en que fuimos independientes; tal vez con cierta falta de información por parte de los docentes -entre los cuales me incluyo- o, simplemente, por falta de una mayor investigación sobre el porqué de la particular redacción de las tres “leyes de la Florida”.
Pero cuando se rastrea en distintas fuentes históricas la razón de esa redacción, -que parece opuesta a lo que significa ser independiente- puede comprobarse que los integrantes de la Sala de Representantes no cometieron ningún error histórico imperdonable, sino que fueron coherentes con la idea de federalismo que Artigas había marcado con su pensamiento y con su accionar político-militar desde 1811.
Porque hay que recordar que la “Declaración de la Florida” sucedió cuatro meses después de la Cruzada Libertadora del 19 de abril de 1825.
Y que en dicha campaña libertadora (contra el dominio luso-brasilero) participaron todos los principales capitanes artiguistas.

La «Piedra Alta», junto al río Santa Lucía – Foto de A.G.B.


Visualicemos el hecho de que Artigas al retirarse al Paraguay en 1820, envía a sus jefes, prisioneros en Brasil, los últimos fondos que le quedaban al ejército oriental (los famosos 4 mil patacones y 25 onzas de oro) para que ellos continuasen la guerra contra el opresor.
Los prisioneros eran: Lavalleja, Otorgués, Andresito, Leonardo Olivera y otros jefes artiguistas.
Los mismos que cinco años después aparecen encabezando la Cruzada Libertadora que desembocará en los hechos de la Florida.


LOS PRIMEROS PASOS ORGANIZATIVOS


Al mes del desembarco de Lavalleja y sus “33” Orientales en la Agraciada, todo el territorio al sur del río Negro estaba en poder de los patriotas, y los brasileños se habían refugiado en las ciudades amuralladas de Montevideo y Colonia.
Fue entonces que Lavalleja constituyó un “Gobierno Provisorio”, y el 17 de junio de 1825, se con vocó a los pueblos de la campaña para la elección de los diputados que integrarían la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, la que tendría la misión de redactar las primeras leyes propias dentro del territorio y de nombrar al primer gobernador de la Provincia. (Obsérvese que siempre se habló de Provincia, y no de País).
Las elecciones de diputados de los pueblos orientales se realizaron en el contexto de la lucha armada que seguía realizándose contra los brasileños. A esto se le sumaban las condiciones climáticas propias de la estación invernal. A pesar de todo, los diputados fueron llegando a la Villa de la Florida.


LOS PUEBLOS Y SUS DELEGADOS


El 20 de agosto de 1825 queda definitivamente instalada la “Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental”. Estaba integrada por delegados de los siguientes pueblos: Villa Guadalupe (Canelones); San José de Mayo; San Salvador; San Fernando de la Florida; Nuestra Sra. De los Remedios (Rocha); San Pedro del Durazno; San Fernando de Maldonado; San Juan Bautista; San Isidro de Las Piedras; Rosario; Pueblo de las Vacas (Carmelo); Pando; Villa de las Minas y Pueblo de las Víboras.
El presbítero de la Villa de Guadalupe, Juan Francisco Larrobla, fue elegido presidente de la Sala.

Juan Antonio Lavalleja


El 22 de agosto, la “Honorable Sala de Representantes” nombra a Juan Antonio Lavalleja como Gobernador y Capitán General de la Provincia Oriental.
Quienes redactaron y firmaron el acta de la Declaratoria de Independencia fueron: Juan Francisco Larrobla; Luis Eduardo Pérez; Santiago Sierra; Juan José Vázquez; Atanasio Lapido; Joaquín Suárez; Juan Tomás Núñez; Manuel Calleros; Gabriel Antonio Pereira; Juan B. De León; Mateo L. Cortés; Carlos Anaya; Ignacio Barrios; Simón Del Pino y Felipe Álvarez.

LAS LEYES DEL 25


Las tres leyes fundamentales que se aprueban el día 25 de agosto son: Ley de Independencia, Ley de Unión y Ley de Pabellón.


LEY DE INDEPENDENCIA


“La Honorable Sala de Representantes declara írritos, nulos, disueltos y de ningún valor para siempre, todos los actos de incorporación, reconocimientos, aclamaciones y juramentos arrancados a los Pueblos de la Provincia Oriental, por la violencia de la fuerza unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil».


LEY DE UNIÓN


“Queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los pueblos que la compone”.


LEY DE PABELLÓN


Decreta una bandera para flamear en todo el territorio. El Pabellón será “… el compuesto
de tres franjas horizontales: celeste, blanco y punzó, por ahora y hasta tanto que incorporados los disputados de esta Provincia a la soberanía nacional se enarbole el reconocido por el de las Provincias Unidas del Río de la Plata a las que pertenece”.
Como se puede apreciar, tanto los guerreros patriotas como los representantes de los Cabildos reunidos en la Florida, no tenían -para nada- la idea de declarar totalmente independiente este pequeño territorio al que había quedado reducida la otrora gran Banda Oriental.

Pabellón adoptado el 15 de agosto de 1825.


Se trataba esencialmente de liberarse de los reinos de España, Portugal y del Imperio del Brasil, pero para unirse a la Patria Grande que soñaba Artigas y que en algún momento lideró desde Purificación.
Este espíritu parece ser, según muchos historiadores, el que predominaba en la redacción de las “Leyes del 25”. Véase que el Pabellón elegido tenía los tres colores igual a los de las Provincias de la Liga Federal, colores identificados con el artiguismo, indudablemente.

Mapa de las Provincias de la Liga Federal a la cual se declara unida la Provincia
Oriental en 1825 (parte marrón).


CONCLUSIÓN


Volviendo a la pregunta del título “si fuimos independientes el 25 de Agosto”, es posible que cada uno conteste de manera diferente a esta interrogante.
Lo cierto es que, lo declarado en la Piedra Alta de la Florida, en 1825, no fue lo que después se aceptó en la Convención Preliminar de Paz de 1828. Allí hubo un “acuerdo” firmado en Río de Janeiro, por Brasil, “Buenos Aires” e Inglaterra, cuyas representaciones acordaron darle soberanía a la Provincia Cisplatina (ex Banda Oriental, ex Provincia Oriental), sin que hubiera representación oficial de los orientales.
Y dos años después ocurrió la Jura de la Constitución, el 18 de Julio de 1830, en la que se daba carácter oficial al nacimiento de un “nuevo país independiente y soberano”, el Estado Oriental del Uruguay.
Se sabe ciertamente que Artigas no estuvo de acuerdo con la Jura de la Constitución de 1830 y que tal vez esa fue la razón de que el Prócer jamás aceptara regresar, a pesar de que varias delegaciones fueron a tratar de convencerlo para volver al país.
Ésta ya no era “su patria”. El sueño federalista había sido trocado por una «independencia tutelada». Se podría decir entonces que el Uruguay, como país independiente, es producto del accionar de orientales que aceptaron abandonar el pensamiento federalista, para acomodarlo a otros intereses. Muchos historiadores ya han explicado sobradamente cómo sucedió todo.
Siempre es necesario conocer nuestras raíces, para saber de dónde venimos. Porque hacia dónde vamos se verá en el futuro y depende de nosotros mismos.

ROMANCE DE LA DECLARATORIA DE LA INDEPENDENCIA


El acta de Independencia los diputados redactan.
Don Juan Francisco Larrobla dicta con palabra tarda lo que se escribe con pluma prolijamente cortada.
Un callado amor azul. blanco y rojo los embarga que la luz del patrio día resplandece en la ventana y la mitad de las negras vestiduras les destaca.
Ya el rancho dejan, ya cruzan, con grave ritmo la plaza.
toda Florida va en pos en comitiva apretada.
Ya doblan al este, ya la solemne caravana andada la cuadra sexta se allega a la Piedra Alta.
Los diputados la trepan para dar lectura al acta, cada cual digno en su frac y Larrobla en su sotana.
La voz del lector flamea ya azul, ya roja, ya blanca, como recóndita seda con los colores del alma.
Vivas y aplausos conmueven la brisa sabrosa y calma; en el aire hay no se sabe si palomas o campanas; la corriente del arroyo dobla la rodilla y pasa…


Álvaro Figueredo
(poeta fernandino)

FUENTES: Nahum, Benjamín – “Manual de Historia del Uruguay. Tomo I: 1830-1903”. Ediciones de la Banda Oriental / Castellanos, Alfredo – “Historia Uruguaya Tomo 3; La Cisplatina, la independencia y la república caudillesca 1820-1838”. / Devoto, Pivel – “Historia de la República Oriental del Uruguay” Ed. Medina. Montevideo. / IMÀGENES – Arinda González Bo – 2 fotografías. Las demás son extraídas de Internet.

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