Dark Mode On / Off

«Siempre me inculcaron trabajar para uno»

ENTREVISTA AL SOCIO: CERRAJERÍA GABRIEL DELISA

«La vida es una gran aventura o nada»

Hellen Keller

Por Andrés De Mello

EL SR. GABRIEL DELISA LE HACE HONOR A ESTA FRASE DE LA MARAVILLOSA HELLEN KELLER. DESDE SU VIAJE A OTRO PAÍS, CON OTRO IDIOMA A LOS 14 AÑOS DE EDAD, HASTA LA TOMA DE DECISIONES SIN TEMOR A ENFRENTAR LAS CONSECUENCIAS DE LAS MISMAS JUNTO A SU COMPAÑERA DANIELA Y SU HIJA LUNA. UN EJEMPLO DE EMPRENDEDOR QUE SABE AFRONTAR RIESGOS PARA TENER LA SATISFACCIÓN DE SER SU PROPIO DUEÑO.

A: ¿Cómo llegas al mundo de la cerrajería?
GD: En un año complicado, un día nos quedamos encerrados en el apartamento con mi madre y tuvimos que llamar a un cerrajero. En ese momento de mi vida no sabía a qué dedicarme. Tendría unos 18 o 19 años, más o menos. Tenía un reparto, no nos iba muy bien; mi madre siempre me decía que buscara un oficio, y cuando llegó el cerrajero y en tres minutos solucionó el problema, le dije a mi madre: ‘’ya sé qué estudiar” (risas). Empecé a hacer cursos de cerrajería y al mes de haber comenzado a estudiar conseguí trabajo en una cerrajería.


A: Entraste como aprendiz.
GD: Claro, hacía el curso y al mismo tiempo practicaba en el trabajo, lo cual me hacía estar adelantado en los estudios.


A: ¿Dónde hiciste el curso?
GD: En E.U.C.I, en el 2010 más o menos, dura unos ocho meses. Después e fui a trabajar con un amigo que pagaba mejor y así fui mejorando. Llegó un momento que sabía más que el dueño de la empresa y decidí abrirme. Con mi Señora, Daniela, empezamos a buscar un local, con muchos nervios, pero seguros de querer probar ese cambio.


A: ¿Qué te llevó a independizarte?
GD: Siempre me inculcaron trabajar para uno. En el 2002, con 14 años de edad, me fui a EEUU, mi padre ya estaba allá, trabajé en todo lo que pude. Estuve dos años, me vine porque extrañaba, me quedé un año acá y me fui otra vez. Al principio te haces entender y luego vas aprendiendo. Uno de los trabajos fue de remisero, en aeropuertos, los primeros viajes fueron terrible (risas). Después con la aparición del GPS todo fue fabuloso (risas). Tengo un tío que hace de todo y me permitió esas posibilidades y, además, mi padre tenía una empresa de chofer. Estuve un año y volví. Con la plata que traje me puse un reparto hasta que llego al oficio de cerrajero.


A: ¿Se puede trabajar sin local?
GD: Poder se puede, pero es difícil, no es lo mismo. En mi caso fui comprándome las herramientas y máquinas; la primera de las máquinas que compré aún la tengo, y el primer local fue en la casa de mi abuela. Al poco tiempo, Daniela vio un local en la Comercial y me avisó. Lo alquilamos. Siempre hay que arriesgar. De lo que te estoy contando hace más o menos unos trece años. Trabajamos desde el primer día, estaba pintando el local y ahí mismo arranqué a trabajar (risas) El primer mes la diferencia entre lo que ganaba como empleado y en ese momento como dueño fue enorme. Trabajamos muy bien, llegamos a tener empleados.


A: ¿Hacías trabajos de emergencia?
GD: Trabajábamos 24 horas, así durante ocho años.


A: ¿De ahí es que se vienen para el este?
GD: Compramos un terreno en Marindia y empezamos a edificar. Fue otro mundo. En un principio a mi familia le pareció una locura y luego ellos se terminaron viniendo (risas) Nace Luna y a partir de ahí somos tres (risas). Viajábamos a trabajar a Montevideo, a los tres años
estábamos cansados del viaje. Gracias a amigos y compañeros de fútbol empecé a conocer mucha gente.

A: Fueron tu nexo (risas)
GD: Sí, (risas). Hubo un amigo, Fede, que me animó a venir a Atlántida. La calidad de vida es otra cosa. Conseguimos un local y ya hace cinco años que estamos acá, abrimos el día de los muertos (risas).

A: Los cambios de zona, ¿cómo fueron con respecto a lo laboral?
GD: Cuando decidí irme de Montevideo, o cerraba ese local o contrataba a una persona. Teníamos un cliente, muy buena gente, que me había pedido trabajo y decidimos proponerle ir a medias si él se encargaba del local de Montevideo. Nunca se esperó esa propuesta. Nos complementamos. El primer año fue muy difícil acá, sin la entrada de Montevideo, quizás no hubiésemos podido, pero lo logramos.


A: ¿Qué ofrece Cerrajería Gabriel Delisa hoy?
GD: Hoy hacemos servicio técnico de motores para portones, instalaciones, cerrajería convencional y nuestro fuerte que es la cerrajería automotriz.


A: ¿Cuáles son las diferencias entre los diferentes tipos de cerrajerías?
GD: En el tema de tipo de conocimiento, son muchas, además, todos los días estás aprendiendo algo nuevo. El curso para la cerrajería automotriz lo hice en 2014 y es mucho más complejo que el otro tipo de cerrajería.


A: ¿Cómo fue tu primera experiencia con un portón?
GD: Increíble, con el celular en la oreja (risas), un amigo me iba apoyando. Fue un portón enorme en Carrasco. Siempre aconsejamos a nuestros clientes que contraten un instalador porque es muy difícil programarlos.


A: ¿Cuál ha sido el mayor desafío en cerrajería; hay casos complicados?
GD: Hay trabajos complicados, por ejemplo, en casos cuando tienes que abrir una puerta mientras la policía espera; casos de personas que fallecen estando solas y hay que abrir; también hay que tener cuidado porque hubo casos donde no eran propietarios y querían ocupar, pero nos dimos cuenta. También de aquellos que luego de hacer el trabajo no te quieren pagar (risas).


A: Como dice el dicho: hay gente para todo.
GD: Sí, es bravo.


A: Para terminar, ¿por qué sigues eligiendo Atlántida para quedarte y cuáles son tus pasatiempos?
GD: Atlántida nos encanta. Estás cerca de todo, mi hija está muy bien en la escuela, además, tenemos todos los servicios. Pasatiempo, el fútbol con amigos.


A: Muchísimas gracias por tu tiempo.
GD: Gracias a ustedes.

Artículos Recomendados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?